domingo, 12 de febrero de 2017

EVANGELIO = PODER DE DIOS

INTRODUCCIÓN

Decimos que el evangelio son las buenas nuevas de salvación, aunque también es un paquete grande de parte de Dios para que vivas bendecido, en paz y en victoria; y no solamente para que vivas bien sino para que el fuego y el poder de Dios se trasmita a través de ti. Si en tu vida no hay manifestaciones sobrenaturales del poder de Dios que impacte a otros, entonces el evangelio no está presente en tu vida, porque donde llega el evangelio se produce un sacudimiento, hay frutos y se manifiesta el poder de Dios.

Vemos entonces que el evangelio es mucho más que buenas noticias. Romanos 1:16 dice así: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…”.  Yo me considero un hombre dichoso y feliz porque Dios rompió todos mis planes y me colocó en el suyo, que es predicar el evangelio. Estoy agradecido de que Dios haya tenido misericordia de mí y me haya encomendado la tarea de llevar el evangelio de la paz a las personas en todo el mundo; el evangelio que transforma vidas, que generó culturas y transformó el mundo. Antes del evangelio las naciones eran idólatras y tenían dioses de toda clase y tamaños; esos dioses eran caprichosos ya que exigían ofrendas de todo tipo, hasta demandaban que se les entregara a los niños. Las personas ven esto como algo normal, incluso hoy día una madre o abuela van a alguna sesión de umbanda y entrega a su hijo o a su nieto, y esto es poner al niño bajo maldición, es maldecir la descendencia.

Yo me considero dichoso por haber sido escogido por Dios para predicar el evangelio. Reitero lo que el apóstol Pablo declaró en Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…”.  No sólo es la buena noticia de lo que está escrito sino que esa buena noticia va acompañada de poder. Muchos han perdido la visión de lo que significa el evangelio y sólo han tomado los principios de éste. La idea es que se tomen dichos principios para ser transformados y que les cambie la cabeza a las personas, pero el evangelio se ha tomado como una cuestión de autoayuda. En las librerías seculares y cristianas encontramos varios libros de autoayuda pero eso es malo porque Dios no quiere que te auto ayudes ya que Él quiere ser tu ayuda. ¡Dios sabe que no puedes solo y que no lo vas a lograr! Tú necesitas algo más que tener principios cristianos; algunos han rescatado del cristianismo la ética o la moral cristiana pero éstas no tienen poder en sí, se necesita algo más que conocer determinados valores ya que el evangelio no está compuesto sólo con valores y principios cristianos, y no es sólo costumbres cristianas: ¡El evangelio es poder!

LOS FALSOS DIOSES PERECIERON

Antes de Cristo las naciones tenían costumbres horrendas y la historia se escribía con sangre. Una de las obras más antiguas de la literatura griega escrita por Homero tiene como tema central la venganza, la muerte, los ejércitos y la destrucción, y el mundo admira eso ya que se les da honra y gloria a quienes han matado más gente. Es más, levantan monumentos en honor a esas personas para que se los admire más ya que han sido grandes personajes que dirigieron ejércitos y mataron mucha gente. En cambio el evangelio habla de alguien que dio su vida por amor al resto para que no mueran eternamente y éste es un mansaje contradictorio al mensaje que da la humanidad. El evangelio es un mensaje del amor de Dios pero también habla de su poder sobre aquellos que abren su corazón a ese amor.

En la historia universal, tienen honra los que han matado a sus enemigos y en el evangelio la honra es para Aquél que dio su vida por sus amigos. Si miramos fríamente, diríamos que el evangelio está destinado a fracasar desde el mismo momento en que comienza, pareciera ser que el evangelio es un movimiento que será aplastado con facilidad. El imperio romano comenzó la persecución contra los cristianos y vio que no pudo contra ellos porque los cristianos no se levantaban en armas, ellos amaban y perdonaban. Los cristianos tenían bien claro a quien había que adorar, ellos no adoraron al Cesar sino al único Dios verdadero que creó los cielos y la tierra. El imperio romano era grande y poderoso, y asustaba. Los cristianos eran llevados al circo romano como espectáculo para ser quemados o devorados por los leones ya que estaban decididos a eliminar a los cristianos de sobre la faz de la tierra. ¡Qué bueno haber nacido en esta época para poder ver que el imperio romano cayó y el evangelio ha seguido creciendo! Los cristianos de aquella época se rehusaban a adorar al César y por tal motivo eran condenados. En la antigüedad no se le decía señor a cualquiera, solo al monarca y los dioses; hoy en día se utiliza mucho el término señor para dirigirse a los hombres y éste término ha perdido el verdadero significado en nuestra época. Pero en aquel entonces, Roma obligaba a los cristianos a saludar levantando la mano derecha y diciendo: “¡César es señor!” La vecina que estaba regando su jardín, levantaba la mano y decía a la otra que pasaba: “¡César es señor!” pero cuando se presentaban ante algún cristiano, la persona levantaba su brazo y saludaba: “¡César es señor!”, el cristiano levantaba su mano y declaraba: “¡Jesucristo es Señor!” Entonces eran llevados a la cárcel y azotados y se les exigía que negasen que Cristo era el Señor, pero ellos valientemente decían: “¡Cristo es Señor! Tú serás el César pero no eres señor”. Los cristianos no tenían ejércitos ni armas, mas el impero romano cayó; quiso destruir al cristianismo, quiso destruir el evangelio pero no lo pudo frenar, hasta hubo un César que como no sabía más qué hacer en contra de los seguidores de Jesús, se hizo cristiano, se llamó Constantino, el fundador de Constantinopla, de donde surgió la cultura cristiana de los bizantinos.

Así como el imperio romano, también les sucedió a los griegos y a otros tantos, pero el evangelio siguió difundiéndose. En China están persiguiendo a los cristianos y destruyendo iglesias, pero el evangelio está creciendo cada vez más en ese país. ¡Ni la Unión Soviética ha podido frenar el evangelio! Jesús les dijo a sus discípulos: “…me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Lo que declaró Jesús está aconteciendo; en países como Irán, China, Corea del Norte y otros más, el evangelio está creciendo. El poder y el fuego que genera el evangelio no lo puede parar nadie y nosotros, como el Apóstol Pablo, declaramos: “No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios…”

Cuando el apóstol Pablo llegó a la ciudad de Éfeso, los que fabricaban estatuillas de la diosa Diana se llenaron de ira porque por causa de la predicación del evangelio muchos se apartaran de los dioses, por lo que su negocio peligraba y temían que la majestad de esa diosa fuera destruida, entonces tomaron a los compañeros de Pablo y comenzaron a acusarles delante de los magistrados y gritaban: “¡Grande es Diana de los efesios!” Pero ahí están las ruinas de la tal diosa Diana y nosotros estamos delante de la presencia del Señor, reconociendo que el evangelio es poder de Dios.

Muchos han comprobado el poder del evangelio ya que antes no podían ni ver a la suegra, sin embargo ahora les compran regalos; otros no podían sobrellevar su matrimonio, ya no soportaban a su cónyuge y aunque se habían casado enamorados no tenían fuerzas para sostener ese amor porque lo fundamentaban en sus sentimientos, entonces comenzaron a rechazar a sus esposos o esposas y terminaron descubriendo que no tenían el amor de Dios. Junto con el evangelio viene el amor de Dios y a ese amor no lo pueden ahogar los ríos porque el evangelio es poder.

Viene a mi memoria la historia de un hombre que había maltratado a su esposa por muchos años; él  llevaba una vida muy disipada con muchas mujeres y despreciaba a su esposa pero ella era creyente, y oró muchos años por su esposo. El hombre se alcoholizaba, salía con sus amigos y se acostaba con prostitutas y se burlaba de su esposa, pero ella oraba incansablemente. Llegó el día en que la mujer y su marido participaron de un encuentro en Monte Beraca y allí fue tocado por el poder del evangelio. Dios le abrió los ojos, entonces se dijo: “¿Qué he hecho con mi esposa? ¿Por qué la he maltratado si ella sólo me ha pagado con bien?” Pasó al frente llorando y le pidió perdón a su esposa por todo el mal que le había hecho. ¡Es poderoso el evangelio! ¡El hombre se convirtió! Algunos están convencidos en que el evangelio va a desaparecer y trabajan para ello; la ONU por ejemplo, pretende pisotear el evangelio. ¡Estos no conocen la historia! ¡El evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree! Arman leyes, crean sistemas ignorando la verdad de Dios; se burlan y se levantan con ira contra la verdad de Dios, pero la verdad de Dios va a triunfar. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” dijo Jesús (Mateo 24:35). En la India hay treinta millones de dioses; adoran y veneran a la vaca, a la rata, a las víboras y a cuántos otros bichos más. Yo he visto los templos de la idolatría en la India. Cuando el apóstol Pablo predicó, el evangelio quedó establecido en una ciudad y por ello desapareció el culto idolátrico. Cuando fui a la India me hospedé en un hotel y en el hall había un gran santuario con un elefante. ¡Cuánta ceguera! ¿Qué puede hacer por las personas un elefante? Pero allá lo respetan y lo consideran un dios poderoso, y si a la persona le va mal es porque hizo enojar al dios elefante, por lo tanto tienen que hacer cosas para tratar de agradarlo. En Uruguay se le ofrece a determinado dios alguna ofrenda que a éste le desagrada, para enojarlo, entonces colocan en esa ofrenda el nombre de la persona a quien le quieren hacer mal, para que cuando ese dios se enoje, lo haga sobre ella. Ese dios lee el papelito y dice: “¡La voy a rematar!”

EL VERDADERO DIOS, PERMANECE PARA SIEMPRE

Una mujer que invocaba demonios con los tambores me dijo que en Brasil, cuna de estas prácticas, vio en un frasquito mi nombre. ¡Pero yo sigo vivito y coleando porque el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree! ¿Entiendes que el evangelio es mucho más que una buena noticia? Tiene valores, pero sin el poder de Dios, esos valores no pueden hacer nada por ti; el evangelio tiene principios, pero sin la presencia de Dios y sin el poder del Señor actuando en tu vida, los principios no pueden ayudarte en nada. Es que en la palabra de Dios, o sea, en la buena noticia de Dios, viene el Espíritu Santo. Jesús dijo a sus discípulos, que esperaran que viniera sobre ellos el Espíritu Santo: “Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Cuando vino el poder, las palabras que hablaban los discípulos eran de poder, porque el Espíritu Santo los guiaba a hablar y a actuar. Por lo tanto un evangelio que no tiene milagros, que no tiene manifestaciones de poder, o sea, circunstancias sobrenaturales en el mundo visible, no es evangelio.

Puede ser que confundas religión con evangelio, pero la religión no tiene poder y no cambia nada. La Biblia nos enseña que la ley está puesta para marcar nuestros errores y pecados, por lo tanto nos condena porque la ley no tiene poder para salvar. Yo sé que no debo mentir porque la ley dice: “No mentirás”, pero la ley no tiene poder para hacer que yo no mienta, mas en el evangelio, Dios en mí es el que hace que yo no mienta. No se trata de mis obras, sino de las de Dios.

El evangelio es sencillo, no es complicado; el judaísmo tiene seiscientos trece leyes que hay que cumplir. Si no te alcanza un día para hacer lo que tienes que hacer de tu rutina, imagínate tener que cumplir los seiscientos trece mandamientos. Pero puedes dejar que Dios te guie; ábrele tu corazón al Espíritu Santo y deja que Él te saque de todo proyecto personal y te ponga en los suyos.

Jesús escogió doce discípulos pero ninguno era versado, no eran doctores de la ley ni religiosos de renombre; era gente muy sencilla que no tenían contactos importantes ni influencia política. Estaban todo el día y la noche con sus barcas en la playa; de noche salían a pescar, a la mañana lavaban las redes, dormían un poco y otra vez salían a pescar. Algunos de los grandes estudiados dijeron de los discípulos de Jesús, que ellos eran gente del vulgo y sin letras, se daban cuenta que anduvieron con Jesús porque eran vulgares, pero el Señor no estaba buscando gente de influencia o poderosa para que nadie creyera que era el poder de la gente, porque el evangelio no se trata de lo que pueda hacer una persona sino de lo que puede hacer Dios. Por eso Jesús no eligió personas encumbradas. Había seguidores como José de Arimatea que tenía mucho dinero e influencia, sin embargo el Señor no lo eligió a él. Había un persona muy importante que formaba parte del Sanedrín y sabía mucho de religión, este hombre se dio cuenta que Jesús era el Mesías y lo visitó de noche para hacerle preguntas. Jesús podía haberlo elegido a Nicodemo porque era su seguidor, pero fue un seguidor oculto. ¡Dios necesitaba mandar gente simple y sencilla a predicar el evangelio! Fueron los discípulos a predicar las buenas nuevas y dijeron: “Señor, hasta los demonios se nos sujetan en tu nombre”.

Si lo que predicas es el evangelio, y lo que llevas encima es el poder del Espíritu Santo, los demonios huyen así como también las enfermedades. ¡En el corazón del evangelio está el poder de Dios! Muchos saben lo que es el poder de Dios porque hubo un tiempo en que no podían dejar la droga o el alcohol; otros no podían dejar de insultar y eran violentos pero cuando llegó el evangelio a sus vidas transformó sus mentes y sus corazones. El evangelio apunta al corazón, a la mente y a las emociones; el evangelio apunta a una transformación total y radical del individuo. Cuando Jesús comenzó a predicar el evangelio, les decía: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Lo que Jesús trasmitía no era un mensaje elaborado y cautivante, era una predicación que golpea el pecho y aquellos que hoy abren su corazón se encuentran de pronto con que el poder de Dios está actuando en sus vidas. ¡Qué lindo es predicar el evangelio! Si no lo estás haciendo, no sabes lo que te estás perdiendo. Uruguay tiene que ser transformado y no será por los políticos ni los profesionales; nuestra salvación no son los médicos, no son los docentes ni los gobernantes. ¡Nuestra salvación es Jehová de los ejércitos!

En la Biblia están encarceladas las palabras del evangelio y estas palabras no son suficientes si no actúa el poder de Dios. La buena noticia está en la Biblia, pero tú necesitas mucho más que la buena noticia; necesitas que el poder de Dios se manifieste a través de las buenas noticias. ¿Qué es el evangelio? ¡Es la noticia de Dios! ¿Qué parte de la Biblia comprende el evangelio? Toda la Biblia es el evangelio; todo lo que Dios ha dicho es para tu bien, es para el perdón de tus pecados, para tu salvación y tu bienestar. Además, Dios te advierte lo que te sucederá si no le haces caso a lo que Él te dice. ¡Tú necesitas tener la Biblia en el corazón, necesitas que la palabra de Dios more en abundancia en tu vida! El evangelio es la palabra que Dios manda a una persona o a un grupo de personas dadas en una circunstancia dada, en un tiempo dado. Es qué te dijo Dios ayer, qué te dice hoy y qué te dirá mañana. Cuando dice que el evangelio es poder, es porque es vivo, no es una filosofía de vida, no es algo poético o una norma de ética; el evangelio es poder de Dios, dicho de otra manera, el poder de Dios está vivo en el evangelio. El evangelio no se trata de nada menos que del amor que Dios demuestra a las personas a través de las personas. ¡Es Dios amando a través de ti! El amor de Dios está en el centro del evangelio y las muchas aguas no podrán apagar el amor. Es Dios sacudido en ti por un pobre, un quebrantado, por una persona entristecida y necesitada; no se trata de lo que pueden hacer por mí, sino de lo que Dios quiere hacer a través de ti por otros. Si el Señor logra involucrarte en esto, entonces las añadiduras vendrán. Busca primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os serán añadidas, dice el Señor. ¡Dios no te va a fallar! ¡Es precioso el evangelio! Dios me dio vida a mí a través del evangelio. Si tú vives ansioso, preocupado, enojado; si vives corriendo de aquí para allá el evangelio no se está manifestando en tu vida porque el evangelio tiene todo lo que tú necesitas. No tienes que vivir en ansiedad o en preocupación porque el evangelio que es el almacén de Dios, contiene la paz que tu alma necesita en medio de la tribulación, el evangelio contiene la confianza que tú necesitas y que no tienes en medio de tus dificultades. El evangelio te hace estable en un mundo inestable, te hace seguro en un mundo lleno de inseguridad; el evangelio quita tus temores y coloca fe y confianza, te da esperanza en medio de la desesperanza porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree.

No me avergüenzo del evangelio es la primer parte que compartí en este mensaje, porque es poder es la segunda parte, y el tercer término del que quiero hablarte, es salvación.

La palabra salvación abarca muchas cosas. Cuando dice que el evangelio es el poder de Dios para salvar, tú te preguntarás: ¿salvar de qué? De cualquier cosa que te esté afligiendo; de cualquier mal que te oprime. Si estás acostumbrado a dormir con la luz encendida quiero decirte que el evangelio es el poder de Dios para salvarte de la oscuridad y ahorrarte unos cuantos pesos a la hora de pagar la factura de la luz. El evangelio es el poder de Dios para levantarte de una enfermedad que te tiene postrada o postrado. ¡El evangelio tiene poder para sanarte hoy donde quiera que estés! Si crees serás sano, serás sana. El evangelio tiene poder para restaurar tu matrimonio. El que recibe el evangelio recibe el poder; tú no sabes cómo hacer para solucionar tus desavenencias matrimoniales pero el evangelio tiene el poder para hacerlo, entonces, la restauración de tu matrimonio, el sanarte de alguna enfermedad, sacarte de una crisis económica, etc, es salvación. Salvación es bendición total y absoluta. A través del evangelio, Dios te enseña muchas cosas, por ejemplo, cuando yo le pedí a Dios que me diera paciencia, me mandó muchas dificultades pero yo no entendía qué estaba haciendo el Señor conmigo y le dije: “Dios, te pedí paciencia y me mendas problemas”. Mas Él me respondió: “Por medio de estos problemas vas a desarrollar la paciencia”.

El evangelio no es para entenderlo sino para creerlo. Si le pides a Dios que te de paciencia porque sabes que no tienes esta virtud, estás pidiendo que te vengan problemas. Cuando te vengan las desavenencias no digas que estás viviendo una injusticia y que no te mereces lo que estás viviendo porque Dios te responderá: “¿No me pediste paciencia?” En los tiempos de crisis que me ha tocado vivir yo me encerraba en mi casa a leer la Biblia y oraba a Dios diciéndole: “Señor, no te entiendo. Te tengo miedo. ¿Qué más vas a romper? ¿Qué más me vas a quitar?” Y Dios permanecía callado. Después entendí que Él estaba rompiendo con mis esquemas para hacer de mí un pastor, entonces le pedí que me hablara por su palabra y me dio el Salmo 40: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos”. Cuando leí eso, no creas que me puse contento, es más, le dije a Dios: “¿Tengo que tener más paciencia todavía?” Es que si no me hacía pasar por ese valle yo jamás iba a cumplir su propósito.

CONCLUSIÓN

Déjalo a Dios obrar en tu vida, ten paz, estás en sus manos. Yo estoy en las manos de Dios y no estoy exento de problemas. Cristo que es el Hijo del Dios viviente, de quien el Padre dijo: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”, tuvo que padecer, fue azotado, atravesó por un sinfín de adversidades, hasta fue a parar a la cruz, pero tuvo victoria y hasta el día de hoy, Jesús está venciendo. “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:9 al 11). Jesucristo fue el primero en creer en el evangelio y predicó lo que creía.

Tal vez has endurecido tu corazón contra Dios y crees que tú tienes razón, pero al Señor no le importan razones de hombres porque Él tiene razones que el hombre no entiende. Lo mejor que te puede suceder en medio de las tempestades de tu vida es que Cristo esté en tu barca. Si el Señor te dice de pasar al otro lado, por más recia que sea la tormenta, vas a pasar al otro lado. ¡Vas a vencer las dificultades! El evangelio no surgió para perder; el evangelio surgió para ganar y es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree.

Quizás estás ansioso y acelerado y quieres acelerar a Dios para que se apure, pero el que marca el paso es Él; el que ordena tu vida es el Señor. Tal vez conoces el evangelio pero el poder del evangelio no se manifiesta en ti. Necesitas el poder y la presencia de Espíritu Santo para que Él te use a través del evangelio y no que tú uses el evangelio para hacer lo que quieres. Si el Espíritu Santo no puede obrar en tu corazón es porque le estás estorbando.

“Señor, tú puedes usar a cualquier persona para cambiar al mundo y no necesitas que sean personas encumbradas y poderosas porque tú eres poderoso, Señor. Toma a aquel que hoy ha entendido el poder que hay en el evangelio y decide ponerse en tus manos para que tú lo uses para alcanzar a otros, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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