lunes, 13 de febrero de 2017

CONFIA EN DIOS Y SERÁS FUERTE

INTRODUCCIÓN

En nuestra relación con Dios la confianza es fundamental; yo no puedo decir que creo en Dios si no le tengo confianza. Y si bien las personas hacen cosas que nos llevan a desconfiar, la pura verdad es que Dios nunca ha hecho nada que nos lleve a desconfiar de Él. Podemos perder la confianza porque tenemos una mala percepción o malos sentimientos y no porque otro haya hecho mal; en todo caso yo soy desconfiado y cuando veo a la otra persona, le encuentro todos los defectos por los cuales desconfiar. Con Dios nos sucede algo parecido ya que tenemos una cierta percepción de quien es Él. Muchas personas han tenido un padre que les ha fallado, que les ha mentido y en quien no han podido confiar, entonces se les hace difícil llamar “Padre” a Dios y confiar en Él; esas personas establecen una relación entre su padre terrenal y el celestial y como el primero les falló deciden no confiar en Dios porque suponen que Él también les va a fallar y se vuelven propensas a no confiar. ¡Es terrible el pecado de no confiar en Dios!

Estoy viviendo circunstancias que han llevado a la gente a perder la confianza en mí por causa de un programa de televisión en el que han argumentado con mentiras acerca de mi persona. Hay quienes me conocen y me aman, del otro lado están los que me critican, claro, si le crees a lo que se dijo en ese programa vas a desconfiar de mí, pero si has visto el resultado de la obra que he estado haciendo seguirás confiando en mí sin importar lo que los demás digan. Por un lado hay un grupito que me ama, del otro lado otro grupito que me odia, y en el medio está el grupo de los tontos que miran a un lado y al otro y dicen: “He visto que hacen bien pero también he visto que hacen las cosas mal”.

A todo esto yo me presento delante de Dios y le digo: “Señor, ¿por qué tengo que vivir esto?” Y encuentro en la Biblia palabras que me bendicen y me alientan, así como el pasaje que se encuentra en Job 4:6: “¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?” Yo también veo las circunstancias y oro: “Dios, ¿qué va a suceder ahora, qué vas a hacer conmigo?” ¡Y tengo que decidir si confío en su palabra o no!

EL EJEMPLO DE JOB

Job estaba viviendo una calamidad; él era un hombre bueno, santo, un hombre de oración, justo delante de Dios. Sin embargo, el Señor no le garantizó que no vendría tempestad sobre su vida. Dios no te ha dicho que no ibas a pasar por el horno de fuego, más bien prometió estar contigo. ¡Verás la gloria de Dios en medio del horno de fuego! Dice el Señor en Isaías 43:2: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”. ¡Esa es la promesa de Dios! Él te dice que experimentarás quebrantos pero estará contigo y en tu vida se verá su gloria. Cuando se presentó satanás delante de Dios, al escuchar el concepto que el Señor tenía de Job, le dijo: “¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia”. Le insinuó que Job lo amaba porque lo había llenado de bendición, mas Dios sabía bien que no era así, entonces autorizó a satanás a tocar todo lo que Job tenía y a probarlo, pero él no le atribuyó a Dios despropósito alguno.

Un amigo de Job le dijo: “¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos?” Quien desconfía, dice: “Señor, ¿de qué me sirve haber sido bueno e íntegro? ¡Tanto que he dado y así me pagan!” Lo que yo tengo que solucionar es mi relación con Dios ya que en mi integridad está mi esperanza y lo que digan los demás lo pongo en las manos de Dios. No es fácil lo que tenemos que vivir, pero el Señor te pregunta: ¿Confiarás en mi o no? ¿Esperarás en mi o no? Cuando uno se desespera, entra en un estado de angustia e impotencia, se apresura a actuar y pierde la paz y la esperanza, entonces se enfría la relación con Dios.

¡No peques, temiendo! ¡Confía en el Señor! ¡No peques dejando de confiar! Porque lo que Dios te ha prometido en su palabra, lo cumplirá. Ningún arma forjada prosperará contra ti y condenarás toda lengua que se levante en juicio contra ti. ¡Este es el premio de los siervos de Jehová!

Yo me reía porque ando buscando confianza y esperanza en la palabra de Dios y el Señor me pide que le dé palabra de consuelo a tanta gente que está a mi alrededor, y me doy cuenta que estoy aprendiendo cosas que ya sabía pero no las sabía muy bien, por eso tengo que vivir ciertas experiencias y una de ellas es que en un programa de televisión se me ha criticado y han proferido muchas mentiras contra mí. Yo te pregunto: ¿Has visto a alguien hacerse rico y abrir cuentas en el exterior del país vendiendo tortas fritas y paños de piso? De mí han dicho que manejo millones de dólares, que tengo cuentas en el exterior y he hecho lavado de dinero. En una nota a la jueza que está a cargo de la demanda que le hicimos a ese programa, le puse: “¿Usted cree que con la venta de tortas fritas me he hecho millonario?” Yo pienso que el Señor ha permitido todo esto para que la obra que se está haciendo en los hogares de Beraca se conozca mejor. En el año dos mil ocho teníamos cuatro hogares y hoy, en el dos mil dieciséis hay sesenta y cinco hogares Beraca funcionando. ¡Sesenta y un hogares se han abierto en ocho años! Aquí está incluido el hogar de niños en Haití que son unos mil doscientos metros cuadrados de construcción. ¡Si alguien quiere saber dónde está el dinero miren la obra de Haití! ¿Creen que abrimos los hogares “soplando y haciendo botellas”? A todo esto, me han puesto en las redes: “Márquez, devolvé la plata que te robaste”.

Según el diccionario, confianza es una esperanza firme, no es endeble sino firme. La confianza es ánimo resuelto y aliento, es decir, confiar es tener el alma bien puesta funcionando con toda la energía, asegurando tu mente, tu voluntad y tus emociones. ¡Eso es confianza! De lo contrario, si tienes desconfianza, pisas despacio y tanteando; la desconfianza te quita la seguridad, el ánimo y el aliento. Leemos en Job 31:35: “¡Quién me diera quien me oyese! He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, aunque mi adversario me forme proceso”. El término Omnipotente se traduce también como El Shaddai. ¡Cuántas cosas se han dicho de mí! ¡Cuántas mentiras! ¿Cómo hago con eso Señor?” ¡Estamos en las manos de Dios! ¡Nuestra confianza está en El Shaddai, el Omnipotente Dios! ¡Yo no sé pero Él sabe bien qué hacer al respecto!

Yo quiero que aprendas a confiar en Dios, haz tuyos estos versículos bíblicos. Tal vez no puedas confiar más en tu hijo que te ha robado tanto pero puedes confiar en Dios; no puedes confiar en tu cónyuge pero puedes confiar en el Señor. Si yo no hubiera atesorado estos versículos haciéndolos parte de mi vida no podría estar hablándote con tanta certeza y fuerza. ¡Dios va delante de ti! ¡No temas porque temer es pecado!

EL EJEMPLO DE EZEQUÍAS

Hubo un rey, Ezequías, un hombre de Dios, quien cambió la historia de la nación; el pueblo de Dios se había corrompido, adorando otros dioses, llenando la cultura de antivalores, todo lo cual iba contra la voluntad de Dios. Ezequías pues, promovió un gran cambio y estableció un solo lugar de adoración, barriendo con todo otro altar y estableciendo culto al Dios Omnipotente. Hizo reformas religiosas extraordinarias y pasó a la historia como uno de los grandes reyes de Israel. En el capítulo 30 y 31 de 2ª de Crónicas habla de la fidelidad y de las grandes obras de Ezequías y leemos en 2ª Crónicas 32:1: “Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas”.

Judá era la nación y Senaquerib entró en su territorio. Otra versión de la Biblia señala que acampó dentro de Judá y afirmó su rostro, lo direccionó, y estaba clarísimo que iba contra Jerusalén capital de Judá, una ciudad fortificada. Continuando con el pasaje de 2ª de Crónicas 32 dice la palabra de Dios: “Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén, tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes, para cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron. Entonces se reunió mucho pueblo, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?”

Según el diccionario, la confianza es esperanza firme, ánimo resuelto, aliento, vigor. Senaquerib había destruido las naciones por donde habían pasado él y su padre, y en cada nación había dioses, mas no hubo uno que salvara a su nación de la mano de este rey poderoso de asiria. Pero a Ezequías no le importaron los antecedentes de las derrotas de las otras naciones, de los otros dioses ni del poder del rey Senaquerib. Decidieron entonces, tapar las fuentes de las aguas para que cuando llegaran a rodear Jerusalén se encuentren con que no hay agua. “Después con ánimo resuelto edificó Ezequías todos los muros caídos, e hizo alzar las torres, y otro muro por fuera; fortificó además a Milo en la ciudad de David, y también hizo muchas espadas y escudos”. Otros, imagino, se deprimirían y se echarían a lamentarse…

Muchos me han sugerido que me quede tranquilo, que no haga nada, porque el Señor me va a proteger. Eso sería fácil. Pero Ezequías edificó todos los muros caídos, hizo alzar las torres y mandó construir otro muro por fuera. Senaquerib ya estaba dentro del territorio de Judá mas Ezequías y el pueblo se prepararon contra sus enemigos. ¡La confianza en Dios era plena!

¿Con qué ánimo se prepara un boxeador para enfrentarse con otro? El periodista le pregunta cómo se siente para enfrentar a su adversario y éste le responde: “Este tipo es grande, no me siento lo suficientemente fuerte para enfrentarlo y creo que me va a noquear en el quinto round”. ¿Puede ganar una persona así? ¡No! No tiene ánimo resuelto y no está convencido. A los boxeadores se les enseña cosas como que tienen que apretar los dientes y declarar que se van a comer crudos a sus adversarios.

2ª de Crónicas 32 sigue diciendo: “Y puso capitanes de guerra sobre el pueblo, y los hizo reunir en la plaza de la puerta de la ciudad, y habló al corazón de ellos, diciendo: Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá”.

¿Qué significa esto de que con él estaba el brazo de carne? Senaquerib contaba solamente con la fuerza de su carne o con fuerza humana, mas con ellos estaba El Shaddai, el Todopoderoso y Omnipotente Dios. Si tú tienes tus cuentas arregladas con Dios, Él peleará tus batallas. ¿Es tu integridad, tu confianza? En un momento reflexioné en cuanto a lo que estaba viviendo y oré: “Dios, hay algo que me da paz y me deja tranquilo aunque todo esté muy difícil, y es que tengo la certeza que tú peleas mis batallas”. “Señor, están los que han perdido su confianza en mí, de afuera y de adentro de la iglesia, pero delante de ti está mi corazón, y nada hay encubierto a tus ojos”. ¡Conmigo está el Todopoderoso!

Cuando una persona es creíble, lo que dice o enseña es creíble; de lo contrario cuando esa persona no es creíble, lo que diga tampoco lo será. La gente compra primero al mensajero antes que al mensaje. Cuando me cae bien una persona, tengo el corazón receptivo, dispuesto a creer en lo que dice, pero cuando veo en alguien cosas que no están bien, comienzo a desconfiar de su mensaje. La estrategia del enemigo es destruir mi imagen, por consiguiente destruye mi mensaje y así también echan abajo mi fe, mi religión y todo lo que predico. Deja de ser creíble el predicador, deja de ser creíble el mensaje.

Lo que me ha sucedido es un ataque a la religión, un ataque a un derecho humano fundamental, y es el derecho a creer. Hay un artículo en el Código Penal uruguayo que señala que cuando alguien ataca a un clérigo de la religión está atacando el culto y eso es punible. “…mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas. Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías rey de Judá”.

SENAQUERIB QUIERE ROBARTE LA CONFIANZA Y EL ANIMO

Continuando la lectura de 2ª de Crónicas 32, dice así la palabra de Dios: “Después de esto, Senaquerib rey de los asirios, mientras sitiaba a Laquis con todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén para decir a Ezequías rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén: Así ha dicho Senaquerib rey de los asirios: ¿En quién confiáis vosotros, al resistir el sitio en Jerusalén? ¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir: Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria? ¿No es Ezequías el mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso? ¿No habéis sabido lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de la tierra? ¿Pudieron los dioses de las naciones de esas tierras librar su tierra de mi mano? ¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano?”

Con esto Senaquerib pretendía ganar la guerra antes de hacer guerra. ¿Cómo es posible esto? Robando el ánimo y la confianza a los soldados. Cuando tú entras en un estado de desconfianza, entras en un estado de debilidad. Senaquerib estaba haciendo una guerra psicológica y antes de entrar en Jerusalén con su ejército envió a sus siervos a amedrentar al pueblo y a ponerlos contra Ezequías. Lo que quería Senaquerib era ganar la guerra sin pelear, entonces usó esa estrategia para debilitar al pueblo, diciendo: “¿Qué dios hubo de entre todos los dioses de aquellas naciones que destruyeron mis padres, que pudiese salvar a su pueblo de mis manos? ¿Cómo podrá vuestro Dios libraros de mi mano? Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os persuada de ese modo, ni le creáis; que si ningún dios de todas aquellas naciones y reinos pudo librar a su pueblo de mis manos, y de las manos de mis padres, ¿cuánto menos vuestro Dios os podrá librar de mi mano? Y otras cosas más hablaron sus siervos contra Jehová Dios, y contra su siervo Ezequías”. Senaquerib no creía o no entendía que el Dios de Israel no es cualquier dios. ¿Tu Dios es el mismo Dios de Israel o es como esos hechos de yeso pintados con esmalte sintético? ¿Es de madera, hecho por mano de hombre? ¿No sabes que no hay tal cosa como la diosa del mar sino que hay un solo Dios que creó el mar y todo lo que hay en él? La Biblia nos dice que el Señor juntó las aguas, levantó la tierra y produjo las cavidades donde iba a parar el agua. ¡Dios es Dios del mar, de las montañas, de los cielos y de los vientos!

Senaquerib creía y le quería hacer creer al pueblo de Dios que el Señor era un diosito más del montón. Yo quiero que te convenzas que no hay Dios como nuestro Dios. ¡Él es el Dios Todopoderoso! “Además de esto escribió cartas en que blasfemaba contra Jehová el Dios de Israel, y hablaba contra él, diciendo: Como los dioses de las naciones de los países no pudieron librar a su pueblo de mis manos, tampoco el Dios de Ezequías librará al suyo de mis manos. Y clamaron a gran voz en judaico al pueblo de Jerusalén que estaba sobre los muros, para espantarles y atemorizarles, a fin de poder tomar la ciudad. Y hablaron contra el Dios de Jerusalén, como contra los dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres”. Atemorizarse es pecar contra Dios, es creerle a Senaquerib. Sería como decir: “Es verdad, estamos fritos. Senaquerib está diciendo la verdad”. Mas el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron por esto, y clamaron al cielo. Y Jehová envió un ángel, el cual destruyó a todo valiente y esforzado, y a los jefes y capitanes en el campamento del rey de Asiria. Este se volvió, por tanto, avergonzado a su tierra; y entrando en el templo de su dios, allí lo mataron a espada sus propios hijos. En otra versión de la Biblia dice: “Y allí adentro del templo los hijos de sus propias entrañas lo mataron”.

Dice la palabra de Dios en el Salmo 37: “No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad… Pues de aquí a poco no existirá el malo; observarás su lugar, y no estará allí”. ¡No te preocupes! Verás que se yerguen y se levantan, hablan con soberbia y prepotencia, pero pronto verás y ya no estarán más en su lugar porque van a perecer. Es fundamental tener confianza porque te da paz y la certeza que necesitas para seguir haciendo lo que Dios te ha encomendado sin detenerte. En una carta que le escribí a la jueza que está a cargo de nuestro caso, le dije lo siguiente: “Nosotros obedecemos a una ley superior que dice: Ama a Dios por sobre todas las cosas y ama a tu prójimo. ¡No dejaremos de socorrer a los débiles!”

Una iglesia equis tenía un solo hogar similar a los nuestros y te digo esto con mucho dolor; cuando esa iglesia vio lo que nos sucedió a nosotros, cerraron el único hogar que tenían. Yo dije: ¡Dios mío! ¿Por qué tienen que pagar los débiles de la tierra por causa de las mentiras y engaños? La falta de confianza te debilita y te obliga a dejar de hacer la obra que debes hacer.

El Señor te dirá: “Tuve hambre y no me diste de comer porque un periodista payaso habló mentiras, tuve sed y no me diste de beber, estuve enfermo y no me visitasteis, estuve en la cárcel y no vinisteis a mí”. Dios te ordena que confíes en Él. Si has perdido tu confianza en el Señor no me cabe la menor duda de que te debilitaste y no te animas a hacer nada, que has perdido el ánimo y las fuerzas. Yo he clamado a Dios, Él me ha dado su palabra y la creí. Yo estoy dispuesto a luchar porque el Señor me ha fortalecido.

CONCLUSIÓN

¿Cómo estás con tu situación personal? ¿Se ha debilitado tu confianza en Dios o es tu confianza en Él tu fuerza? ¿No es tu temor a Dios tu confianza? ¿No es tu esperanza la integridad de tus caminos? Dios hoy quiere obrar en tu vida, ábrele tu corazón. No se ha acortado el brazo del Señor para salvar, no se ha debilitado su mano para bendecirte.

En una oportunidad, David huyó porque su propio hijo le causó una rebelión y temió por su vida. Iba David por las montañas, descalzo y llorando; se levantaron personas que lo maldijeron: “Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso”. Y uno que iba con él le dijo: “¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le quitaré la cabeza”. Pero él se lo impidió, y leemos en el Salmo 109:28 que oró: “Maldigan ellos, pero bendice tú; levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo”. Si yo cuento con la bendición de Dios, no importa que me maldigan, y yo quiero la bendición del Señor. Por causa de lo que me tocado vivir me he presentado delante de Dios y le he dicho: “Señor, sé que delante de ti soy inocente”. Lo que importa es que delante de Él yo soy inocente y con esto no digo que no haya cosas que no hago mal, pero no cometo esas aberraciones de las que se me acusa. Yo puedo ser imperfecto pero puedo mejorar y es necesario que lo haga.

Una mujer decía que los hogares Beraca tenían piso de tierra y los jóvenes comían porquerías, entonces me puse a investigar para ver de qué hogar se trataba y resultó ser un hogar que hace ocho años atrás tenía piso de tierra pero ahora está mejorado; se han construido tres dormitorios más, tres baños y una cocina, y todo el piso es de cerámica así como los revestimientos. Ahí está invertido el dinero por el que se me acusa de que me lo quedo yo. Si satanás no te encuentra en una falta, te la inventa.

No sé si te han acusado a ti y de qué te han acusado pero no hay nadie que no sea acusado por satanás. En la Biblia se le llama “el acusador de los hermanos” y en el libro de Apocalipsis capítulo 12 versículo 10 también dice de él: “el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche”. Mientras tú duermes, satanás te acusa delante de Dios, mas yo he sido perdonado y estoy cubierto por la sangre de Cristo. No sé tú. Lo que ve satanás no es lo que el Señor ve, y cuando Dios me mira, ve a su hijo porque la sangre de Jesús me cubre. Tengo paz con Dios porque Él ha perdonado mis pecados. ¡Sabe que tu confianza tiene galardón! Tal vez has perdido la confianza y junto con ella perdiste las fuerzas por lo que estás pecando, porque tu confianza genera certeza y fuerzas. ¡Confía en Dios! No tienes derecho a desconfiar ya que Él hará que todo lo que venga contra ti sea para bien porque a los que a Dios aman, en todas las cosas les ayuda a bien.

“Padre, oro por mis hermanos en esta hora, que tengan confianza y liberen esa confianza en otros. Que tengan fuego para predicar tu palabra. ¡Llénalos con tu Espíritu Santo! Quita la debilidad, quita el oprobio, el temor, la angustia y los dardos envenenados del maligno contra mis hermanos. Te adoro, Dios. Levanta al caído, al débil, al triste, te lo pido en el nombre de Jesús, amén”.

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